El paisaje sociocultural del país no es ajeno a personajes basados en corrientes urbanas y el caso de Heat Crux no es la excepción: por ejemplo Alex Jara, uno de los máximos contendientes quien se define a sí mismo como un embajador de la liberación animal y un estilo de vida puro; el lucha bajo esos colores como estandarte. Otro ejemplo es Hans Kaempfer, “el niño bonito de la lucha libre chilena” con una personalidad extravagante y avasallante. Estos escapan de la simplicidad del «bien contra el mal», simplemente mundos distintos por metas mayores: ya sea el campeonato máximo, honor o presencia mediática.